*Los lectores de El sexo y el espanto de Pascal Quignard descubrirán qué eran los “pececillos” y cuáles eran las diversiones nada sanas de Tiberio.
Rodolfo Mendoza
Pascal Quignard es considerado uno de los autores francés más importante de todos los tiempos. Naturalmente Michel Houellebecq es el escritor más polémico en Francia y el resto del mundo por sus posturas políticas y sociales, Emmanuel Carrère es el más premiado y quizá el más leído, pero Pascal Quignard es el escritor más profundo, culto y lúcido del país de Proust.
Además de narrador, con novelas como El salón de Wurtemberg, Las escaleras de Chambord, Todas las mañanas del mundo (llevada al cine por Alain Corneau), Vida secreta, Terraza en Roma, Los hombres errantes y Las tablillas de boj de Apronenia Avitia, es más conocido como “tratadista”. Tratados es como llama Quignard a sus libros que son obras a caballo entre la ficción y el ensayo, entre la narración y el pensamiento. Si algo caracteriza a estas obras de Quignard es la reflexión. Los temas de este autor son, en casi todas sus obras, la música, la sexualidad, la cultura clásica griega y romana.
Pascal Quignard fue profesor de la Universidad de Vincennes y de la Escuela Práctica de Estudios Superiores en Ciencias Sociales, y se ha desempeñado como secretario general de la mítica editorial Gallimard, en la que han aparecido casi todos sus libros.
En El sexo y el espanto de Pascal Quignard, el autor de los Tratados (reunión que alcanza ya varios tomos), visita los palacios de los césares y los patricios de principios de la era cristiana. Este libro es una historia viva y fiel de los sucesos de aquellos años. Como nos lo dice el título de este volumen, el tema es el sexo y el espanto.
La vida sexual de los griegos y los romanos era una vida natural y, a veces, contranatura. Para los romanos no existía la homosexualidad, nos dice Quignard, existían los pasivos y los activos, los dominantes y los dominados, pero no tenían una conciencia plena de la homosexualidad, término aparecido hasta 1869, según Quignard.
Es El sexo y el espanto un libro en el que la historia de la sexualidad pasa a ser un tema diario y no un tema aislado, como lo hiciera Foucault en la Historia de la sexualidad. Quignard cuenta los sucesos sexuales de aquellos años con una naturalidad que pasma al lector. Nos cuenta el origen de la pornografía (cuya etimología correcta es “retrato de prostituta”), del verbo lesbiázein (“lamer”), de Pedicare e Irrumare (significados que descubrirá el lector de El sexo y el espanto).
La cultura de Pascal Quignard es tan vasta como la de Magris o Calasso. La obra de estos tres está emparentada de una manera muy estrecha. Sin embargo, es Quignard quien profundiza en la época del imperio romano con mayor insistencia.
El sexo y el espanto de Pascal Quignard contiene, además, una serie de láminas a color que dan cuenta de lo descrito por Quignard.
Los lectores de Quignard estarán sumamente sorprendidos con este libro, pues, aunque no está alejado de su estética, sí existe una libertad apabullante a la hora de hablar de sexo. Los lectores de El sexo y el espanto de Pascal Quignard descubrirán qué eran los “pececillos” y cuáles eran las diversiones nada sanas de Tiberio.